Perturbator – I Am The Night (2012)

por Álvaro Arbonés

a1218208768_10Aunque asociamos los revival con el mainstream, nada le es más próximo al underground que los retornos hacia modos anteriores desechados por moda o esnobismo. No debe extrañarnos que aquello que murió hace ya tiempo para el común de los mortales, para aquel que sigue cuanto dicen medios generalistas o poco más allá, permanezca vivo para aquellos que deciden habitar espacios desterritorializados de la mirada de los focos; bajo los adoquines no está la playa, sino una caterva de fanáticos colectivistas capaces de crear comunidades auto-suficientes a través de las cuales canalizar sus inquietudes artísticas insatisfechas. Lo cual es mucho más sugerente que una playa cualquiera.

I Am The Night es otro ejemplo del revival synth que llevamos unos años disfrutando, sólo que donde la mayoría se deciden de beber por las procelosas aguas de aquella visión del género nunca del todo muerto —no porque haya sido popular a lo largo del tiempo, sino porque siempre ha habido influencias en el mainstream posterior que lo han mantenido vivo de forma latente; cuando tu ADN se perpetúa, es cuestión de tiempo que algo de ti vuelva al mundo—, Perturbator abraza la tradición más cyberpunk, aquella derivada de un krautrock enloquecido, que le lleva hasta unas formas que, si bien nos son conocidas, consiguen llamar nuestra atención por aquello que tienen de rareza. Rareza por cyberpunk. Como unos Zombi enloquecidos, en cualquier caso contenidos, encontramos como los sintetizadores nos van sumergiendo en una ciudad donde cualquier cosa hipertrofiada por la tecnología resulta posible. Por eso su uso de sintetizadores, a veces rallanos el EBM, a veces el krautrock, se puede definir exclusivamente por aquello que consiguen: usando los recursos básicos de una música asociada con un terror hiperesteticista, conseguir un retrato neblinoso de un futuro próximo cargado de maravillas truncadas.

Acercarse a Perturbator es hacer un viaje en el tiempo hacia unos 80’s lisérgicos que nunca existieron, o que existieron sólo en la medida de quienes nacidos entonces recrean aquellos tiempos con una alucinada perspectiva mezcla de elementos que nunca existieron. Aunque el synth pop y el cyberpunk nunca se encontraron —el cyberpunk siempre se vió más de la mano de los rockeros que de los dj’s, al menos hasta que las cosas cayeron por su propio peso—, Perturbator re-imagina como podría haber sido la época si tal encuentro hubiera sucedido; sus ritmos pausados, bamboleantes, casi lisérgicos, nos abandonan en las postrimetrías de una zona de combate donde mastuerzos tecnológicamente aumentados se zurran la badana por el mero placer de hacerlo. Un poco lo que es Perturbator. Canto de amor sincero, más bien secreto, en cualquier caso subterráneo, que tiene sentido sólo por y para su amor mismo; un buen disco como una buena ucronía: extraño, en cualquier caso no del gusto de todos, pero que hará salivar de placer a los fanáticos de un género que nunca terminó de existir.

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