Phoenix – Ti Amo (2017)
No pensamos lo suficiente en Italia. No musicalmente. Con preferencia por la electrónica, el pop y el idilio nostálgico donde hay poco de nostalgia y todo de idilio, la cultura italiana siempre ha estado varios pasos por delante al del resto de países mediterráneos.
Phoenix, aunque franceses, han querido demostrarlo con Ti Amo.
Siguiendo con su habitual indie rock con lo justo de elementos electrónicos del tardío house francés del cual serían cabeza visible Thomas Bangalter y Guy-Manuel de Homem-Christo, Ti Amo es, al mismo tiempo, un disco de Phoenix y un disco de pop italiano. ¿Qué significa eso? Que tenemos los sintetizadores haciendo loops sobre machacones bajos electrónicos mientras la guitarra no se sale del canon indie y la voz intenta terminar de cuajar todo dentro del canon post-Daft Punk. Algo que consigue no sólo con gracia, sino también con notable éxito.
Bell Witch – Mirror Reaper (2017)
No se nos ocurre mejor forma que combatir el sol y el sofocante calor que se niegan a abandonarnos en estas fechas de octubre que dejarnos llevar en una deriva de negrvra, desesperanza y melancolía. Desde luego que esa melancolía ha servido de ariete para multitud de manifestaciones musicales de diferentes palos y ramas, pero deberíamos preguntarnos ¿por qué quedarnos en esa melancolía pop naive e inane cuando podemos enterrarnos vivos en la pura desesperanza y en ese profundo vacío existencial que nos propone el funeral doom? Sentir una fría mirada clavándose en nuestra columna vertebral mientras nuestros cuerpos se vacían de toda vida es algo a lo que poca gente se atreve a enfrentarse. Y eso es precisamente el doom. El buen doom, se entiende. Quizás porque el doom ha sido siempre la oveja negra del metal extremo; un género que frente a la velocidad y la rabia que impera en sus camaradas metálicos, busca ser más lento, más pesado, más denso y emotivo. Bell Witch es hoy por hoy uno de los mayores exponentes, cuando no el mayor, de un movimiento, el funeral doom, que en esta época de vidas estresadas, presentes espídicos y rutinas devoradoras de almas es más necesario de lo que nos gustaría pensar.
koducer – Ascending Sceneries (2017)
Nujabes es junto con J Dilla lo más importante que le ha ocurrido al hip-hop en los últimos diez años. Eso es un hecho. Su estilo heredero del jazz, sus formas oníricas y sus devaneos emocionales hacen de esta pareja de jóvenes muertos la quinta esencia de una electrónica sin la cual no cabría entender lo que haría Kanye West a partir de My Beautiful Dark Twisted Fantasy ni todo cuanto ha hecho más recientemente Kendrick Lamar.
Pero tampoco habría sitio para propuestas como las que nos trae koducer.
Four Tet – New Energy (2017)
Four Tet lleva media vida con nosotros. Y aunque nunca ha sido ni tan conocido como Boards of Canada o tan prolífico como Aphex Twin, es el único egresado del IDM que ha mantenido cierta consistencia, tanto estilística como temporal, en lo que a su producción se refiere. Lento, pero seguro, ha ido sacando un disco cada dos años desde que empezamos el milenio. Manteniéndose en esa agradable segunda fila donde puede subir en cualquier momento de categoría para colaborar con lo más granado de la escena anglosajona.
New Energy es consecuencia de esa tímida hoja de ruta. Siguiendo con un IDM escorando hacia el ambient rayano el trabajo de Aphex Twin, sus mejores momentos llegan cuando recuerda su influencia trip-hop para hacer una seca combinación de atmósferas cercanas al new age con un dominio absoluto de la percusión. Algo que se hace notar especialmente en el desarrollo armónico de canciones como Lush o SW9 9SL, donde ya sea desde el IDM puro o cierta deferencia más próxima al techno, nos invita a mover los petetes rítmicamente mientras cabeceamos al son de unas canciones que parecen pensadas más para la escucha íntima que para la contundencia propia de la pista de baile.
Iglooghost – Neō Wax Bloom (2017)
En la música popular contemporánea existen ciertos protocolos básicos de actuación. Del lado analógico, todo debe ser aséptico, familiar y nostálgico. Del lado digital, todo debe ser o bien festivo o bien oscuro y machacón. Por eso hoy todo el pop parece cortado por el patrón sueco, todo el rock es hoy post-punk e incluso la electrónica que se pretende underground se ha acabado bebiendo las aguas o bien del synthpop nórdico (el equivalente electrónico al pop sueco) o bien de la new wave (el equivalente electrónico al post-punk).
Esa uniformidad que hace que occidente sea un patio de recreo donde todos los niños visten el mismo uniforme, sólo distinguiéndose por géneros y por el cambio de verano-invierno donde se pasa a dejar la chaqueta en el armario (personificado en que se reserva para la temporada estival la reivindicación de los ritmos más marcados ya sea de la electrónica o del reggaeton), es lo que hace tan aburrido al mainstream. Y por lo que Neō Wax Bloom es tan interesante.