Entender el pasado pasa por deconstruirlo. De nada sirve que imitemos sus formas, que hagamos lo mismo que lo que fue popular en otro momento, si no entendemos por qué fue popular. Cómo se asociaban sus formas con las particularidades de su tiempo, convirtiéndolas así en relevantes. Lo cual significa que debemos ser consciente de dos cosas: de cómo era el pasado y de cómo es el presente. Porque si no entendemos cómo se relacionan esos dos tiempos, difícilmente acabaremos diciendo nada relevante. O que pueda ser popular.
Coaltar of the Deepers – Submerge (1998)
Todo artista aspira siempre a la originalidad. Originalidad entendida no como hacer algo nuevo, sino hacer algo que pueda considerarse su marca de estilo. Un sonido, un color o una forma que pueda considerar suyo. Que siempre que alguien lo imite, remita automáticamente a él. Y si bien todos lo intentan, sólo unos pocos lo consiguen.
Aquaserge – Laisse ça être (2017)
A veces es peor cumplir las expectativas que defraudarlas. Cuando un artista no sorprende, cuando hace de la forma más eficiente posible lo que cabría esperar de él, no es extraño que nos inunde una profunda sensación de insatisfacción: creíamos querer más de lo mismo, pero en realidad queríamos otra cosa. Que acometiera un riesgo inaceptable. Que el artista nos conozca mejor que nosotros mismos.
Atrium Carceri & Herbst9 – Ur Djupan Dal (2018)
Que Atrium Carceri es uno de los puntales y referencias en la cosa dark ambient es algo que hemos defendido (y seguiremos haciéndolo) en esta santa casa en numerosas ocasiones (aquí, aquí y aquí, por ejemplo). Su dark ambient a camino entre el drone espeso y un claustrofóbico cósmico —en lo conceptual y sonoro— ha convertido al proyecto de Simon Heath en una referencia absoluta desde aquel ya lejano (y maravilloso) Cellblock de 2003. En esta ocasión, Atrium Carceri junta sus fuerzas con otro de esos proyectos que se ha convertido por derecho propio en parte importante de esos cimientos que conforman el complejo entramado del género: Herbst9. Dos proyectos unidos para la ocasión en un álbum que aúna esas dos corrientes —no tan diferenciadas, pero corrientes al fin y al cabo— de los dos protagonistas. Ur Djupan Dal es el resultado de dos sensibilidades frente al ambient y, como no, ese fruto es una obra completa que explora en esta ocasión el misticismo oriental a través del dark ambient.
BiSH – Brand-new idol SHiT (2015)
En un tiempo donde OT ha renacido para toda una nueva generación resulta evidente que la música industrial sigue teniendo tirón. Lo cual es normal. Por su factor emocional, es más fácil para las personas conectar con la música que con cualquier otra forma artística. Si además sumamos que, de todas las artes, la más fácil de explotar es la música, ya que es la que más impacto inmediato y menos costes de producción tiene, es lógico que haya un auge periódico de música de mierda auspiciada por discográficas haciendo tratos con toda clase de productoras. Pero no por eso resulta menos absurdo girarle la cara a la música industrial. No cuando, a fin de cuentas, la música es música e incluso en las cloacas es posible encontrar algo de provecho.
BiSH son un grupo de idols. Para lo bueno y para lo malo. Lo cual significa que tienen un estilo definido y se valora a sus miembros más por sus dotes para encandilar al público que por sus cualidades musicales. Su único rasgo distintivo es haber nacido de las cenizas de BiS, el grupo anti-idol que era igual que cualquier otro grupo de idols, pero fagocitando ciertos elementos del hardcore y el metal con gracia desigual.