Taxidermias Concretas Vol.38

Cynic – Kindly Bent To Free Us (2014)

Descansos, breaks, paradas técnicas. Cuando en 2007 este combo norteamericano anunció su vuelta puso la mitad del internet metálico patas arriba, Cuando este anuncio vino acompañado no sólo de un nuevo trabajo, también iban a estar girando apoyando a Opeth, la cosa ya se salió de madre. Volvieron tras un parón de trece años, trece años tras la salida de su álbum debut, Focus, que supusiera todo un hito en las siempre interesantes —y espesas— aguas del death metal de corte más técnico. Y pararon. Periodo de maduración, reflexión o simple parada fruto del tedio y de la intolerancia de una escena, la del death metal de esos primeros años de los años noventa, intransigente, cerrada y carca en la que no había forma de hacer encajar el particular sonido —repleto de voces limpias, influencias del jazz, etc— de Cynic. Dejaron reposar el proyecto y volvieron. Volvieron con Traced In Air. Seis años han pasado de ese retorno y las cosas han cambiado con este último Kindly Bent To Free Us.

Akercocke – Words That Go Unspoken, Deeds That Go Undone (2005)

El metal extremo, y el death metal en particular, peca con demasiada frecuencia de sufrir alguna suerte de síndrome inmovilista que le impide seguir evolucionando. Este mal endémico se materializa en la aparición de infinidad de clones que se limitan a repetir fórmulas de éxito -todo el éxito que puede soportar una música a priori relegada al underground– sin aportar no ya elementos innovadores, sino algún leve atisbo de creatividad que aporte algo diferente a la escena convirtiendo a ésta en un desfile de clichés aburridos y repetidos hasta la extenuación. Afortunadamente, de cuando en cuando, aparecen en escena proyectos en cuya esencia se esconde el afán innovador y una gran capacidad para hacer oídos sordos de aquellos defensores de este inmovilismo venenoso -y que no dudarán en alentar a las masas para comenzar una caza de brujas contra aquellos que, siempre según sus férreos principios, «atentan contra la esencia de la escena»-. Los londinenses Akercocke se encuentran en este selecto grupo de proyectos creativos, sin miedo y de ideas claras.

Ihsahn – Eremita (2012)

Me gusta imaginar que la reacción de todo artista -entendiendo por artista a esa persona que se deja un trocito de alma en cada una de sus creaciones, no a los productos de consumo fabricados en serie por alguna corporación- al finalizar su última obra es un inquieto y brillante «Y ahora, ¿qué?». Tras tomar la dura decisión de aparcar Emperor indefinidamente, Vegard Sverre Tveitan, el verdadero nombre tras el que se atrinchera Ihsahn, se embarcó en un personalísimo proyecto en el que dar salida a esas influencias que no quiso o pudo explotar en su pequeño imperio blackmetalero. Y ahora, ¿qué?