Nasum – Shift (2004)
Ningún adjetivo puede ser la definición de arte. Lo bonito, lo feo, lo sublime y lo mono son sólo categorías estéticas que pueden aparecer o no en una obra, dependiendo de la intención y criterio del artista, pero que por sí mismas no definen lo que es artístico. Las rosas son bonitas y agradables, pero no son arte, el grindcore es feo y violento, pero sí es arte. Algo nos demostraron durante años grupos tan contundentes como Nasum.
Con una media de un minuto y cuarenta y tres segundos por canción y títulos como The Engine of Death, No Paradise for the Damned o Twinkle, Twinkle Little Scar, decir que Shift es la quintaesencia del grindcore no resulta problemático. No cuando auna los elementos básicos del mismo: brevedad, violencia, blastbeats y guturales. ero sería injusto quedarse ahí. Entre Cannibal Corpse o Last Days of Humanity y Nasum hay un aire de familia, pero también una diferencia abismal. La distancia existente entre asumir el mínimo común denominador del género y un genuino intento de encaminarse un paso más allá.
marucoporoporo – In Her Dream (2018)
Existe cierta belleza que sólo es posible o en la desnudez o en el sueño. En lo que no oculta nada. En lo que ni siquiera parece consciente. Pues en la vulnerabilidad de lo que se muestra sin concesiones, es imposible ocultar los defectos con artificios. Queda a la vista ya no sólo lo que se tiene, sino muy especialmente lo que no se tiene.
Eso se hace patente en el primer trabajo de marucoporoporo.